En la fotografía sólo contamos con dos dimensiones para describir visualmente lo que nos rodea y sabemos que la realidad cuenta con tres dimensiones. Pero es muy interesante como la interpreta nuestro cerebro cuando las contemplamos ya sea en papel o en la pantalla. Una de las cosas que hace nuestro cerebro es intentar reconstruir, a partir de esa imagen plana, un escenario en tres dimensiones.
Hay algunos aspectos a tener en cuenta al momento de buscar este efecto con tu cámara fotográfica. Por eso, en este artículo veremos, en primer lugar, de la importancia del volumen y de los distintos recursos con los que contamos para generar sensación de volumen en nuestras fotografías de dos dimensiones. ¿Preparad@?
La profundidad de campo
Una de las maneras de proporcionar volumen a nuestras imágenes, es mediante la profundidad de campo. Ya que el rango de distancias que aparecen enfocadas en una fotografía y su evolución también nos proporcionan información acerca de la tercera dimensión en una fotografía.
En estas dos fotografías podemos ver bien la diferencia. En la primera, hemos usado una apertura de f/16 y muchas distancias cubiertas en el encuadre están enfocadas. Como ves, nos resulta más complicado reconstruir la distancia entre los diferentes elementos.
En cambio, en la segunda fotografía, vemos que si enfocamos un elemento que nos interesa (la manzana roja) y desenfocamos mucho más el fondo (usando una apertura de f/2.8), obtenemos mayor sensación de volumen.
Enfocar y desenfocar zonas en una fotografía nos ayuda a centrar la atención en un objeto en concreto, pero no solo eso. La profundidad de campo también ofrece información a nuestro cerebro sobre la tercera dimensión que se encuentra en la fotografía.
Un recurso fotográfico del que ya hemos hablado en alguna otra ocasión, el bokeh, nos ayuda a ganar más volumen ya que, al usar una profundidad de campo mínima, incrementamos el volumen del objeto.
También puedes conseguir bokeh con formas, para dar un toque extra de creatividad y originalidad a tus capturas.
Aunque también puedes jugar buscando todo lo contrario. Echa un vistazo a la siguiente fotografía.
Hemos conseguido lo que en fotografía se llama: “Perspectiva Forzada”. Se aprovecha la falta de volumen que proporciona una gran profundidad de campo para conseguir este tipo de capturas. Lo divertido de esta imagen es que da la sensación de que un «gigante» está a punto de recoger la Torre Eiffel.
El efecto funciona porque nuestro cerebro no es capaz de deducir que, la persona del objeto se encuentran a una gran distancia. Y los percibe en el mismo plano. Si esta foto se hubiera tomado con una profundidad de campo baja, dejando uno de los elementos fuera de foco, el cerebro interpretaría distancias y la foto no funcionaría.
Las luces y sombras
Las sombras provocadas por la luz, son claves para ayudar a nuestro cerebro a comprender que un objeto tiene volumen. Podemos decir que las luces y las sombras son uno de los elementos básicos para generar sensación de volumen.
La intensidad y la forma de las sombras dice mucho sobre la forma real de una representación en dos dimensiones. Las sombras que un objeto genera dependen de una serie de factores asociados a la iluminación que recibe. Los factores importantes son:
- la intensidad,
- la direccionalidad y
- el ángulo de incidencia.
Como podemos ver en la primera imagen de la comparativa, la manzana se ha iluminado con un foco de luz intenso, que procede de un punto bien definido.
Este foco, incide de forma frontal sobre la manzana y genera una sombra que, por su contraste y ubicación (más bien oculta) dificulta la percepción del volumen. Por lo tanto, en este primer caso, podríamos decir que se ha generado una imagen plana y con poco volumen.
Por el contrario, en la segunda imagen sí se puede percibir mayor sensación de volumen. ¿Por qué?
Porque la manzana ha sido iluminada con una fuente de luz que incide lateralmente sobre la manzana que queremos fotografiar, produciendo una sombra en la parte derecha de la manzana, progresiva y visible y, en consecuencia, se crea una sensación de volumen.
Además de la iluminación, hay otros dos factores que también influyen para que la manzana de esta segunda fotografía tenga más volumen. Una es la profundidad de campo y otra la textura. Ya hemos hablado del impacto que la profundidad de campo tienen en la fotografía y más adelante hablaremos de las texturas. Otro recurso que podremos usar para añadir volumen a nuestras fotos.
El color y el contraste
Otro factor importante para dotar de volumen a nuestras fotografías es el contraste. El contraste se consigue mediante las diferentes tonalidades que existen entre el color del objeto fotografiado y el del fondo de la imagen. Cuanto mayor sea el contraste entre el color rojo de la manzana y el fondo mejor, porque más volumen añadiremos.
Fíjate en las fotos de ejemplo. En la imagen donde la manzana se encuentra con un fondo anaranjado, no se aprecia un gran contraste ya que ambas tonalidades son similares. En vez de dar volumen lo que conseguimos con este fondo es aplanar la imagen y que se homogeneice con el fondo. Que es todo lo contrario a lo que queremos conseguir.
Sin embargo, si tenemos un fondo negro, que es un color que contrasta a la perfección con el rojo, el volumen del objeto fotografiado aumenta.
Nuestra atención se localiza en la manzana y todos sus detalles e incluso conseguimos enfatizar aún más la tonalidad roja de la manzana, haciéndola más apetecible y atractiva a la vista.
Las líneas y la perspectiva
Teniendo estos dos ejemplos en mente…
¿Dónde aprecias mayor volumen, en la primera hilera de manzanas o en la segunda?
En la primera imagen, todas las manzanas se encuentran a la misma distancia de la cámara.
Mientras que en la segunda, forman una línea que se aleja de la cámara, creando perspectiva.
Sin duda, otro de los elementos que nuestro cerebro tiene interiorizado y sabe interpretar es la percepción en perspectiva.
Por decirlo de alguna manera, reconocemos de una manera natural cómo se comportan las líneas en un escenario con profundidad y las tomamos como referencia para interpretar el espacio.
Por eso, si en tu fotografía incorporas elementos que ayudan a descifrar la perspectiva, es más fácil que tu cerebro interprete cuál es su volumen.
La textura y el relieve
Las texturas y los relieves poseen por sí mismos la cualidad de la tridimensionalidad. Aunque también podemos aplanarlas, si es lo que nos interesa. Fíjate en la comparativa de la hoja:
La primera tiene una iluminación frontal que aplana la imagen. Sin embargo, en esta segunda hoja se aprecian mucho más las texturas y los relieves.
La iluminación al ser lateral ayuda a que se enfaticen las sombras. Y las gotas de rocío añaden más luces y sombras que dotan a la imagen de prominencias palpables. Gracias a la suma de todos esos factores conseguimos volumen y tridimensionalidad.
El añadir unas gotas de aguas también pueden ayudarnos con la textura y el relieve que las gotas añaden a la fotografía. Tan solo tienes que fijarte en la imagen que llevamos usando en todo el artículo. Si le añadimos gotas a la manzana, mejoramos su volumen y atractivo visual, volviéndola todavía más apetecible.
¿Es necesario buscar siempre el volumen en las fotografías?
El volumen es un recurso fotográfico más que pueden emplear en tus fotos pero no tienes que utilizarlo siempre. Es un recurso más del lenguaje fotográfico a tu disposición. Y todo dependerá de lo que quieras contar con tu fotografía.
Por ejemplo, en las fotografías de productos o de moda, muchas veces no se busca la tridimensionalidad sino el aislar el producto para darle protagonismo. De hecho se tienden a eliminar todas las distracciones innecesarias, incluso las sombras demasiado visibles.
Por eso es muy importante el aplicar los recursos fotográficos según nos convenga y tenerlos muy en cuenta a la hora de hacer nuestras capturas
Info & Imágenes: dzoom.org